Pere y Grino: la magia de la transformación
Hacía unos días que Pere y Grino habían dejado el nido familiar para buscar su propio lugar. Después de tantear distintas posibilidades, Pere encontró un lindo huequito en donde anidar, entre unas rocas, con un buen ‘techo’ de ramas. Allí pasó la noche contento y orgulloso con su primera morada. Al despertar, a la mañana siguiente, quiso compartir su alegría con Grino. Sabía que no estaba muy lejos de allí, así que decidió ir a su encuentro. Para localizarlo, activó su ‘radar’ intuitivo de vuelo y permitió que éste lo guiara. A los pocos minutos lo divisó, posado quietito sobre una rama. Rápidamente aterrizó a su lado y sin poder contener su excitación le contó, con lujo de detalles, las peripecias de su búsqueda y las características del maravilloso lugar que había encontrado. Acto seguido, le pidió (en realidad casi lo instó) a que fueran hasta allí, para que Grino pudiera conocerlo. Pero Grino ni se movió. Permaneció cabizbajo y contraído todo el tiempo. Cuando Pere llegó y lo vio a