Huna: el camino del Pacificador
Huna es una palabra hawaiana que quiere decir, entre
otras cosas, ‘oculto’, en el sentido de algo que no se puede ver o
comprender a simple vista.
El Huna es un sistema de vida y un camino psicoespiritual de aplicación
universal que se basa en una cosmovisión particular, una filosofía práctica de
la vida, una psicología muy útil y algunos métodos efectivos para acceder a la
dimensión espiritual.
En futuras notas abordaré diferentes aspectos de este sistema. Aquí
quiero referirme a su sustento: el paradigma del pacificador.
Para lidiar con las vicisitudes de la vida, existen básicamente dos
caminos: el del guerrero y el del pacificador. El del guerrero –el más
utilizado y difundido– es un camino de lucha contra todo lo que se interpone en
el paso: ideas adversas, enfermedades, estados de ánimo indeseados, etcétera.
Todos sabemos que, en nuestra cultura, la reacción habitual y automática
frente a los obstáculos y los conflictos –ya sean internos o externos– es la de
luchar. Luchamos con aspectos de nosotros mismos, de la misma manera que
luchamos con otros. Nos peleamos, por ejemplo, con nuestro desgano o con los
requerimientos de los demás. En el paradigma
del guerrero la motivación está puesta en vencer al adversario.
En el camino del pacificador, en cambio, la consciencia y la acción se
dirigen hacia lo que se quiere generar. Así, por ejemplo, se energizan las
ideas adecuadas, se pone el acento en lo que favorece la salud y se incentiva
lo que nos armoniza. Este enfoque sostiene, además, que los medios que utilizamos para lograr las
metas influyen en los resultados.
Por ello, busca resolver los conflictos
lo más pacíficamente posible.
El camino del pacificador, en
consecuencia, propone considerar y contemplar lo más posible a las dos partes.
Esto es buscar opciones que puedan satisfacer–aunque más no sea parcialmente o
a lo largo del tiempo– a ambas: por ejemplo, tener en cuenta el desgano y la
necesidad de hacer, dando pasos a un ritmo posible; satisfacer algún aspecto de
lo que el otro requiere, sin dejar de tener en cuenta el estilo personal o los
propios valores. La motivación aquí es
buscar que ambas partes ganen algo.
Esta modalidad implica superar la reacción automática inicial que aspira
a eludir las dificultades y a lograr la mayor satisfacción inmediata posible.
Volviendo al comienzo y a modo de síntesis, Huna es lo que no se puede
ver a simple vista: las reacciones automáticas guerreras satisfacen o evitan
algo en lo inmediato, pero no sientan las bases para una satisfacción más
duradera.
Lo que no se ve a simple vista de la actitud pacificadora es que, más
allá de lo inmediato, construye bases más armoniosas que posibilitan
satisfacciones más sustentables para beneficio propio y de todos los que nos
rodean.
Lic. Eugenia Lerner
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