¿Y si no tengo ganas?
“Tengo que completar esta tarea que no me gusta”, “tengo pereza de hacer gimnasia”, “tengo que ordenar el placard y no tengo ganas”. Podría seguir con una larga lista de las cosas que necesito o que elijo hacer y que me dan pereza, que no me gustan o que me tensionan en algún sentido. ¿A quién no le pasa? Hace unos años me empujaba a la acción, remando fuerte contra la corriente y bajo protesta. Generalmente lograba hacerlas con alguna satisfacción posterior por haberlo logrado, aunque padeciendo el proceso. Alguien alguna vez me sugirió que me “alivianara” y que me dejara “fluir”. Hum… pensé. ¿Será así? Lo intenté y lo que fluyó fue la pereza y el desgano. Nada de lo que tenía por delante. Evidentemente eso no me había resultado productivo. Decidí poner en práctica otras maneras de hacer este tipo de cosas, de acuerdo con lo aprendido a través del Sistema Huna. Probé diferentes enfoques. Según mi disposición y mi nivel de energía, a veces me funcionaba una forma y otras